martes, 29 de diciembre de 2009

¿Remember? Construexpo sostenible


Bajo el lema “Agua y desarrollo sostenible”, Expo Zaragoza se conviertió durante tres meses de verano en referente de los principios de construcción sostenible que guiarón la arquitectura del siglo XXI.
Vajillas biocompostables, bolígrafos hechos con algas o papel, lápices de Cds reciclados, bolsas de fécula de patata… Los materiales promocionales y de uso diario se han escogido según criterios de sostenibilidad. La Expo produce su propia energía con aerogeneradores, huertos solares, trigeneración e hidrógeno. Todos los trabajos están inspirados por estos principios de sostenibilidad. Entre ellos, dos ejemplos punteros: El Pabellón de Iniciativas Ciudadanas, que acoge a diversas ONGs, ha sido diseñado por el arquitecto Ricardo Higueras y se inspira en la forma de un cántaro cerámico para aprovechar propiedades en la regulación de temperatura y materiales de construcción no manipulados artificialmente, como la paja, el barro o el bambú.
La paja es un producto que crece en un periodo corto de tiempo, es biodegradable y, con su uso, se puede ayudar a aliviar múltiples problemas del medio ambiente. Al combinar los fardos de paja con otros materiales, se pueden construir edificios asequibles en todos los aspectos; además de ser naturales y de gran calidad estética, su uso sirve para reutilizar residuos de la agricultura y para facilitar el posterior reciclaje o compostaje. El adobe es un material que se emplea sin cocción previa desde los sistemas de construcción más antiguos, especialmente en las regiones secas. El tercer material esencial para construir este pabellón es el bambú, utilizado desde la antigüedad porque es ligero, flexible, barato y resistente. Al igual que los botijos, el aire que llega del exterior por sus ventanas y paredes transpirables y la condensación de la humedad interior mantienen una temperatura adecuada sin necesidad de sistemas de aire acondicionado.
El Pabellón de España, obra de la colaboración entre el arquitecto Patxi Mangado y el Centro Nacional de Energías Renovables, se inspira en los espacios y la luz de las plantaciones de chopos, frecuentes en las riberas del río Ebro. Su estructura se compone de una gran cubierta sustentada por un conjunto de pilares. Los visitantes acceden como si se adentraran a través de los árboles del bosque. El pabellón desarrolla un microclima donde puedan expresarse todas las posibilidades de una arquitectura. Los pilares que sostienen la cubierta están revestidos con barro cocido y tienen un papel importante en la generación del microclima propio para el pabellón en su contacto con las corrientes de aire. Las vigas de los forjados son de madera de virutas recicladas.
La cubierta, de gran tamaño, alberga multitud de elementos relacionados con la investigación en energías renovables: colectores solares, acumuladores de agua de lluvia y paneles fotoeléctricos.

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