El estudio Foster+Partners acaba de inaugurar en la Ribera del Duero su primera intervención en el ámbito de la arquitectura del vino, un edificio en forma de trébol que representa las tres principales fases de producción del vino: la fermentación en depósitos de acero, la crianza en barricas y el envejecimiento en botellas.
La Bodega Portia, perteneciente al Grupo Faustino, cuenta con doce mil quinientos metros cuadrados de superficie y aprovecha la topografía inclinada del lugar en beneficio del proceso de vinificación, de la reducción de la demanda energética y de la minimización del impacto visual en el paisaje. Así, las alas que contienen las barricas y los botelleros están parcialmente enterradas para favorecer el envejecimiento del vino, mientras que el ala de fermentación se encuentra expuesta, para favorecer la liberación de dióxido de carbono. Estos tres volúmenes están controlados por un centro de operaciones situado en el corazón de la edificación.
Por último, el arquitecto Norman Foster ha apostado por el acero, el roble y el cristal para la construcción de esta bodega, materiales que también están presentes en los procesos de producción del vino.
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