
En el ojo de la vorágine de amorfismo y megalomanía que invade el mundo de la arquitectura a pesar de la crisis mundial, el estudio chino MAD presentó en sociedad el diseño de un nuevo rascacielos en Chongqing, una más de las ciudades pujantes del país. La torre -llamada bosque urbano por sus creadores- es una superposición de plataformas de perfil sinuoso e irregular que se encuentran desplazadas cada una respecto de la contigua hasta crear un edificio comercial esbelto y de aspecto inestable. Todos los niveles se encuentran cosidos por un núcleo central cilíndrico sobre el que se suspenden las bandejas de pisos, las cuales encierran la zona vivible con grandes cristaleras dejando enormes terrazas ante sí que permiten disfrutar de excelentes vistas de la ciudad. Con ello se obtiene el efecto de que cada piso flota sobre el inferior. Además, los generosos renders -de dudoso realismo- plantan árboles en cada nivel de forma que se consigue la sensación de estar admirando un bosque vertical o, como ellos lo llaman, un bosque urbano.
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