


El arquitecto francés Jean Nouvel será el encargado de llevar a cabo el proyecto del nuevo Museo Nacional de Qatar, un gran recinto museístico en medio del desierto que pretende mostrar al mundo la historia y la idiosincrasia del pueblo qatarí, así como el arte que a lo largo de las sucesivas generaciones han sido capaces de crear. De ese modo, el edificio surge del suelo como una rosa del desierto en un oasis, de manera que la integración en el entorno sea lo más suave y eficaz posible, semejante al movimiento sigiloso y discreto por el desierto de los nómadas que habitaron las tierras qataríes siglos atrás.
Ubicado en un lugar prominente en el extremo sur de la Cornisa de Doha, donde será el primer monumento que verán los visitantes que lleguen al aeropuerto, el edificio adopta la forma de un anillo compuesto por pabellones de baja altura e interconectados que rodean un gran patio, abarcando unos 40.000 metros cuadrados en su interior.
En su organización, el edificio sugiere la imagen de una posada, el lugar tradicional de descanso cerrado que soportaba el flujo comercial, información y las rutas comerciales del desierto, lo cual da la expresión concreta de la identidad de una nación en movimiento. Los discos inclinados y maclados que definen los suelos paredes y techos de los pabellones, revestidos en el exterior de hormigón color arena, sugieren los pétalos laminares de las rosas del desierto, una formación mineral de arena cristalizada en la capa salobre justo debajo de la superficie del desierto.
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