domingo, 1 de febrero de 2009

La arquitectura es estatica solo en fotos

Si la arquitectura es música de piedra, ¿sus articulaciones pueden bailar? La arquitectura es estática sólo en las fotos. En la vida su condición natural es ser atravesada. Atravesada por los hombres y también por la luz. Al interior de una casa entre vegetación mediterránea y arrugadas paredes rocosas, una luz que atraviesa, perforada de innumerables hojas estrechas y repetidas, escribe y describe, con su mano efímera y pasajera, sobre las paredes. ¿Cuántas historias puede contar esta luz durante un año de vida? Un muro curvo juega con la luz. La luz baña la pared, pero llega el momento y el lugar en el cual, yendo más allá de la curva, toma la tangente, decidiendo lo que será claro y lo que será oscuro. Y este paso sugiere indefinición, mutación, matices, inefabilidad. De esta manera, la arquitectura se convierte en luz interpretada a través de las articulaciones de la arquitectura. Como sombras de la carne en la carne, cuyas formas son al mismo tiempo definidas y se definen. Aquí, como un baile de flamenco, el cuerpo se desarma, invade el espacio atravesando sus posibles articulaciones sin todavía definirlo, o tal vez, interpretando las muchas posibilidades de movimiento: carnoso y sensual, pero al mismo tiempo nítido y preciso. Secreto, pero luminoso. Cerrado, pero abierto a muchas posibilidades. Un cuerpo en otro cuerpo. Comprimido, suspendido y continuo en su trayectoria curvilínea. Sin embargo, como en un baile de flamenco, el desarrollo del movimiento, su indefinible ardor, se hace significativo en el instante sucesivo. Aquel instante inmóvil, hierático, que parece desafiar la eternidad. Así, suave y alto, un muro se hace silencio. Y esta inmovilidad soporta paradójicamente el movimiento precedente, dando sentido a su existencia.
Proyecto situado en Barcelona (España) en una area de 360m2 año 2008

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